Sin darnos cuenta, nuestro día a día va regido por inercias y una cosa conduce a la otra y así sucesivamente.
Normalmente no nos damos cuenta de ello, o cuando nos damos cuenta ya estamos atrapados en su interior.
Podríamos decir que lo que comes afecta a cómo te sientes y cómo te sientes afecta a cómo comes, por lo tanto ya tenemos un círculo vicioso.